08/09/2015

El Teatro Fernán Gómez abre temporada con «Windermere Club», dirigida por Gabriel Olivares

Esta noche se estrena «Windermere Club», una adaptación de «El abanico de Lady Windermere» (Oscar Wilde), en versión de Juan Carlos Rubio, dirigida por Gabriel Olivares y un reparto encabezado por Natalia Millán.

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Gabriel Olivares y Juan Carlos Rubio continúan esa senda de unir entretenimiento con textos de calidad donde el espectador, además de risas, pueda llevarse a casa una divertida radiografía del loco mundo en el que vive. En esta ocasión cuentan con la maestría de Oscar Wilde, al que le añaden el irresistible ritmo de la salsa, ya que la trama de esta versión se sitúa en un club de baile.

Un lugar de encuentro para los amantes de la salsa en el que imparten clases la pareja protagonista, Margarita y Arturo, y epicentro de una calurosa noche en la que las verdades y las mentiras se irán desgranando al son de los temas más conocidos del ritmo latino. Sobre las tablas estarán Teresa Hurtado de Ory, Javier Martín, Susana Abaitua, Emilio Buale y Harlys Becerra, acompañando a Natalia Millán.

No hay nada mejor que el amor de una mujer casada. Es una cosa de la que ningún marido tiene la menor idea. Oscar Wilde no tenía ningún reparo a la hora de escandalizar al puritanismo victoriano con frases lapidarias, opiniones subversivas y obras impregnadas de una tremenda crítica social. Y aunque le costó caro su ingenio, nada hubiera sido lo mismo en el teatro sin ese ácido (cínico en ocasiones) sentido del humor que hoy nos arranca más de una sonrisa; sin esos enredos amorosos en los que el dramaturgo irlandés mezclaba pasiones, chantajes y venganzas con una brillantez excepcional y en los que el miedo a la difamación sobrevolaba como un siniestro presagio.

Un temor que se hace particularmente patente en El abanico de Lady Windermere. Un clásico incontestable en el que la importancia de la imagen social se convierte en el hilo conductor de la trama. Un asunto casi tabú que hoy, ciento veintidós años después de su estreno, sigue manteniendo en vilo a cualquier sociedad, por avanzada que se crea.

 

Con estas premisas y un halo de modernidad, Juan Carlos Rubio traslada la obra de Wilde al contexto actual. Cambia Londres por Miami y sitúa la acción en un popular local nocturno —el Windermere Club— donde una bella y misteriosa mujer hace saltar por los aires la relación (casi) perfecta de los dueños, Sara y Santiago. A ritmo de salsa y manteniendo la genialidad de los diálogos y la línea argumental de Wilde, Juan Carlos Rubio combina deseo, calor, mestizaje y baile —el otro gran protagonista de la puesta en escena— en un escenario donde verdades, mentiras y secretos inconfesables se van desgranando al son de los temas más conocidos del ritmo latino.

Bajo la batuta de Gabriel Olivares, Natalia Millán —junto a Teresa Hurtado, Javier Martín, Susana Abaitua, Emilio Buale y Harlys Becerra— borda, como siempre, el papel de la hermosa e intrigante señora Nadir. Un montaje que, como apunta Juan Carlos Rubio, Oscar Wilde no hubiera podido resistir la tentación de aplaudir.

 

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